Comenzamos esta serie de artículos sobre las posibilidades de ahorro en la factura de electricidad, explicando qué es y como reducir la energía reactiva.
¿Qué es?
La energía reactiva es la demanda extra de energía que algunos equipos de carácter inductivo como motores, transformadores, luminarias, necesitan para su funcionamiento.
La compañía eléctrica mide la energía reactiva y si se superan ciertos valores, se incluye una penalización en la factura eléctrica.
¿Cómo la podemos reconocer?
En nuestra factura, entre los diferentes conceptos por los que nos cobran las compañías eléctricas, en algunas ocasiones dependiendo de la potencia contratada y de la energía reactiva que se genera, podremos ver el concepto “complemento por energía reactiva”, qué es el importe monetario que la compañía eléctrica nos cobra por la generación de esta energía.
En las comunidades de vecinos, la energía reactiva es generada principal por los motores de grupos de presión, ascensores e iluminación fluorescente.
¿Se puede eliminar?
Para poder eliminar adecuadamente la energía reactiva que se genera, hay dos grandes vías:
- Compensar la energía que produce por cada uno de los motores del edificio e iluminación. Esta solución es compleja técnicamente y costosa a nivel económico ya que nos obliga a colocar condensadores en cada uno de los motores de la comunidad o en los más importantes.
- Compensar a nivel global la energía producida por la instalación, por medio de una batería de condensadores. Para ejecutar esta solución es preciso realizar un estudio histórico de las facturas electricidad, a fin de verificar la evolución temporal de los consumos de energía reactiva y poder determinar cual es la batería adecuada a la instalación.
La batería de condensadores, consiste en varios condensadores, que se conectan a la instalación, a medida que es necesario, para compensar la energía reactiva.
¿Cuándo instalar una batería de condensadores?
Antes de instalar una batería de condensadores es preciso realizar un estudio técnico y económico, a fin de comparar los costes de su instalación con el ahorro que se generará y el plazo de amortización. Ya que para plazos de amortización superiores a 5 años no es aconsejable.
Raúl Ibáñez Gormaz
Ing. Téc. Industrial – Adm. de Fincas